El galvanizado por inmersión en caliente es un proceso industrial destinado a proteger —contra la corrosión— a una gran variedad de productos de hierro o acero.
Este proceso se logra a través de la inmersión de los materiales en un baño de zinc, fundido a 450°C. El galvanizado por inmersión en caliente permite un recubrimiento de zinc, que no sólo se deposita sobre la superficie, sino que forma una aleación zinc hierro de gran resistencia a los distintos agentes de corrosión de la atmósfera, el agua o el suelo.
Un producto, galvanizado por inmersión, tiene una vida útil que varía entre 30 a 40 años, dependiendo del grado de exposición.
Una vez galvanizado, no es necesario pintar ni realizar ningún tipo de mantenimiento.
El costo de galvanización es bajo comparado con los restantes métodos de protección.
El proceso de inmersión permite galvanizar productos de una variada gama de tamaños y formas.
La aleación que se logra da una gran resistencia a golpes y raspaduras, derivados de los movimientos o instalaciones.
El galvanizado por inmersión asegura un recubrimiento de toda la pieza, por dentro y por fuera.
1. Barrera física: El recubrimiento posee mayor dureza y resistencia que cualquier otro tipo de recubrimiento.
2. Protección electroquímica: Con el paso del tiempo se forma una fina capa de óxido de zinc que actúa como aislante del galvanizado.
3. Autocurado: Ante raspaduras superficiales, se produce un taponamiento por reacción química de la superficie dañada.